Antes de la Luz
Empecemos -me dijo- a vivir lejos del ruido. Busquemos una casita rústica a las afueras de la ciudad. ¿Nunca te conté lo mucho que me gusta el valle? En los senderos empedrados, la luna se acuesta a descansar, y así, totalmente desempañada me ha mostrado la puerta de calle en medio de las madreselvas. Tendremos un estanque -continuó- donde derramarás el hierro y el oro, y así, tan limpio como antes de la luz del trailer, junto al estanque podrás tumbarte al sol de las dos de la tarde sin urgencias y sin reciprocidades. Pero... ¿Nos visitarán nuestros hijos o nuestros fantasmas? -preguntó. No, todo está bien. Ambos, ambos nos vendrán a ver. Y no importa, porque soy capaz de recibirles con los brazos abiertos con tal de no verte triste. No llores por favor. -contesté llorando sin lágrimas, para adentro, como lava que no sale por el cráter. Llora nomás. -me dijo- Llora conmigo, y que sepan que no estoy loca. Llora por mí, porque yo no tengo ya más lágrimas que evaporar. Incluso creo q