Breve ensayo sobre la Poesía
La Poesía, en definición, es diferente al poema por el hecho irrefutable de que la poesía es el espíritu del poema, pero también lo es del cuento, de la fábula, del ensayo, de la crónica y de la novela. La poesía, en sí, es abstracta y se la entiende solamente desde su uso en relación con la vida, lo cual supone un camino corto a la aceptación de la locura, pues parte de la sinrazón, se nutre de los sentimientos y lo admite todo. Entonces, si es abstracta, su antítesis naturalmente radica en los fundamentos y las inferencias de y desde la ciencia de la matemática, que en cambio establece parámetros netamente formales entre lo comprobable y lo inexplorado.
Sin excesos no hay poesía. Edgar Allan Poe, no se equivoca cuando refrenda que: "Los axiomas matemáticos no son axiomas de una verdad general, y que es generalmente falso que la suma de las partes resulte igual a un todo". Esto conlleva a un entendimiento primigenio del estado de naturaleza humana. La especie ha sufrido desde siempre un proceso de evolución, donde ingenuamente se ha perdido en el “laberinto de la soledad” al escoger como única guía a la razón. La moral, a quedado, bajo esta máxima, relegada al mito. Sin moral no hay excesos, y sin excesos no hay poesía, por tal motivo, al único camino al que la matemática, vista como tea redentora, puede conducirnos es a la robotización global. Sin embargo, las postulaciones analíticas de este trabajo no pretenden desvalorizar el placer ni la importancia que produce resolver un dilema mediante la deducción, tampoco establecerá a la poesía como el camino que el hombre deberá seguir hasta encontrar la salida del laberinto. Es pues, necesario entender que el “logos” no es intrínseco a la matemática, así como la “poiesis” no exclusivo a la poesía.
Indiscutiblemente, los mejores poetas no han sido solamente poetas, dicho de otra manera, Johann Sebastian Bach se servía de la matemática para descodificar lo que había encontrado en el puente inefable de la sinrazón para componer las más bellas melodías jamás sentidas por nadie. La música, en resumidas cuentas, es el centro donde el espíritu y el alma pueden confluir eternamente. Sin embargo, es trabajo del poeta, más que de cualquier otro hombre, descubrir la hermosura del espíritu matemático reflejado el alma de la poesía.
En colusión, la idea falaz de que la poesía es subjetiva debe suprimirse, con ello poder abrir la exclusa final del laberinto; salir al mundo y redescubrir que un “corazón”, una “pupila azul” o, por último, una “piedra” pueden ser, si el poeta así lo siente, los elementos sublimes que le permitan develar su cosmogonía, sin olvidar que, para ello, es indispensable la calología, ya que mientras exista “belleza” habrá poesía.
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