Ensayo sobre Mario Vargas Llosa




Sobre el muro del rencor


Inquirir en las bóvedas del inconsciente es siempre peligroso, pues al momento de salir, enfrentaremos al nuevo sol con otros ojos. La cantidad de explicaciones empíricas y teóricas serán lo suficientemente incisivas con el presente. La desnudez del alma es la pureza de la mente. En razón de esto, seremos nosotros mismos quienes abramos la herida en la inocua carne de las ilusiones a un paraíso terrenal. 


Vargas Llosa es Teseo. Salió del laberinto por arriba. Los que se quedaron atisban desde abajo la silueta del hombre que nunca perdió la esperanza de que alguien más trepe por la infinidad de sogas que, en cada libro nuevo, arroja, y aunque muchos lo intentamos, los dedos blandos de la ignorancia y la maldad frenan, muchas veces con éxito, nuestro éxodo. Latinoamérica es el hogar de los ángeles caídos.


La mayor parte de sus detractores no lo han leído. La cantidad de leyendas urbanas acerca de su vida privada generan tal morbo que he llegado a pensar que odiar es fruto más del miedo que del deseo imposible a la felicidad negada. Muchos de sus odiadores refieren el hecho de la supremacía de su línea política por sobre su poder narrativo, orillando al genio al confín más infame del reconocimiento humano; afirmar que la calidad de un artista se debe a los parámetros morales de quienes juzgan es miserable. 


Por obvio que resulte, Jorge Mario, ah sido la única espada afilada e inoxidable que ha herido por todos los flancos a las dictaduras en América Latina, tanto así que, en Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador, el terror que sus dictadorzuelos le tienen, se refrenda en decenas de formas chabacanas contra su imagen y su persona, pero no contra su obra. En este análisis el único personaje oscuro que se atrevió a quedar cual transporte de Cristo en domingo de ramos fue Correa, entendible en alguien tan limitado como cualquier comunista rastrero. 


Entonces, ¿por qué a demás del morbo que se genera, a raíz de la envidia que sus jueces perfectos tienen, con su vida privada, su cosmogonía es cuestionada por quienes, como ya mencioné, no lo han leído? Simple, porque Mario es valiente, tanto que se atreve a cuestionar el ideario inexorable del paraíso propuesto por los tiranos demagogos. En otras palabras: A Vargas Llosa le importa más la humanidad que a cualquier líder de estado. Por eso se entiende que ser bueno es la única condición que impone el idiota para odiar. 


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